Encuentro en Budapest

Hola a todos!

Estos días no he podido actualizar el blog debido a los viajecillos que me he marcado, por lo que os pido disculpas, bueno no, no os las pido, que ya dije que escribiría al túntún.

Para empezar me fui a Budapest junto con Raúl y Virgi, allí nos esperaban Willy (que está allí currando) PeFe, Jone, Imanol, Ari, Marta y Pilar, por lo que nos juntamos una tropa muy maja.

Llegamos a eso de las 10 de la mañana, por lo que el único que fue capaz de abrirnos fue Imanol, (un tipo que es un superhombre y más adelante sabréis porqué) todos los demás estaban súper sobaos en la casa (de pm) que alquilamos para ese finde.

Cuando estuvimos todos en alza (a PeFe le costó algo más que a los demás) empezamos a degustar las delicatesen que habíamos traído de nuestros países de procedencia, Pilar trajo jamón y más cosas de la tierra, Marta marsipan o algo así se llamaba y otros dulces daneses, Ari e Imanol dos tipos de Vodka y nosotros los italianos coppa, parmigiano y café entre otras cosas, así que nos preparamos una comidita más que digna.

Luego dimos una vueltecilla por la ciudad y a última hora de la tarde nos fuimos a unas termas cojonudas. Tenían unas piscinas de agua caliente cada una a una temperatura distinta y varias saunas, también a distintas temperaturas, luces y aromas, la verdad que muy chulo, aunque lo de la sauna no me convence mucho, la verdad. Estas termas, a parte de las piscinas cubiertas, tenían otras tres al aire libre que, aunque al principio no me parecía muy buena idea eso de bañarme al aire libre con el frio que hacía, resultó ser un baño de lo más relajante.

Tras estos baños en los que uno se queda medio fumao, nos fuimos a cenar, y la cena también fue increíble, nos pedimos (gracias a las recomendaciones de Willy) unas sopas de cebolla súper cremosas que venían servidas dentro de un pan y un segundo plato, por lo que nos tupimos y al llegar a casa hubo gente que se quedó a dormir.

Obviamente y quienes lo conocéis, sabéis que Imanol fue uno de los que salió, y como no, fue uno de los reyes de la noche, pero por respeto a él, dejaré que sea él quien lo cuente o me dé el premiso para contarlo, pero amos, que no defraudó.

El último día nos dimos otra vuelta por la ciudad, visitamos la casa de Willy (peazo casa cabronazo), nos comimos unos dulces típicos hungaros (los de la foto) mazo ricos y nos despedimos de Imanol y Ari, saliendo a nuestros respectivos destinos directamente a trabajar el resto el lunes de madrugada (muchísimo sueño, cuando terminé de trabajar dormí desde las 7 de la tarde hasta las 8 de la mañana del día siguiente). Cabe decir que en el aeropuerto pude asistir a un gran espectáculo ofrecido por Jone, intentando coger el avión con una fotocopia arrugada de un dni caducado, dejando partes de sus calcetines en el control de seguridad y por último llevándose las llaves de la casa que habiamos alquilado a Londres, con el consiguiente cabreo de la casera (lo siento PeFe).

Tenía pensado escribir también del viaje de Varsovia, porque creía que no me ocuparía mucho, pero escribiendo al tún tún me he dado cuenta de que hay mucho que contar y lo dejo para otra entrada.

Bueno chalaos, que en nada estoy en Madrid para las navidades y ya nos tomaremos unas copichuelas juntos.

Por cierto, me han dicho que los escobazos muy, pero que muy pasados por agua, si es que cada vez que falto sus mojáis, ya no falto más, no os preocupéis.