Me fui para allá junto con Raúl el sábado 4 y llegamos el domingo 5 a las 5 y media de la mañana, aunque salimos del aeropuerto casi dos horas después, ya que nada más llegar uno se da cuenta de que las cosas en Brasil van con tranquilidad, los policías de aduanas era sólo uno para los pasajeros no brasileños y de vez en cuando ninguno, por lo que tardamos mogollón en salir a por las maletas.
Nada más salir nos encontramos con otro mundo (y eso que era Sao Paulo), era todo verde y muy frondoso. A eso de las 8 y media o así llegamos a casa de Lara, y salimos directamente a dar una vuelta. Nada más salir nos encontramos con una manifestación festiva por el día mundial de la media hora al día de deporte físico, todos con una marcha y una juerga increíble para ser una hora tan temprana, con música en varios camiones (entre las canciones que oímos una era Ilarié de Xuxa, jajajaja) y un chaval con la camiseta del Atleti, lo que me llenó de orgullo y satisfacción ;) y me obligó a hacerle una foto.
Tras esta grata sorpresa nos fuimos hacia la avenida paulista, una gran avenida, tipo paseo de la Castellana pero a lo bestia, hay que tener en cuenta que Sao Paulo son unos 11 millones de personas sólo en la ciudad, de hecho en el avión no se veía el final de la ciudad, eran luces por todas partes (increíble). Tras avenida paulista nos fuimos hacia el “centro” de la ciudad, dónde visitamos un mercadillo y pudimos comprobar la gran diferencia social que existe en la población brasileña, ya que por casi todas las esquinas se podía ver gente tirada que parecían estar muriéndose en vida, pero uno acaba tristemente acostumbrándose, lo que es una putada.
Tras esta grata sorpresa nos fuimos hacia la avenida paulista, una gran avenida, tipo paseo de la Castellana pero a lo bestia, hay que tener en cuenta que Sao Paulo son unos 11 millones de personas sólo en la ciudad, de hecho en el avión no se veía el final de la ciudad, eran luces por todas partes (increíble). Tras avenida paulista nos fuimos hacia el “centro” de la ciudad, dónde visitamos un mercadillo y pudimos comprobar la gran diferencia social que existe en la población brasileña, ya que por casi todas las esquinas se podía ver gente tirada que parecían estar muriéndose en vida, pero uno acaba tristemente acostumbrándose, lo que es una putada.
En fin, en el centro visitamos la catedral, desayunamos en un bar típico brasileño con unos zumos bastante particulares y después nos fuimos hacia el barrio japonés, ya que la ciudad cuenta con la mayor población nipona fuera de Japón, por lo que nos fuimos a un japo a comer.
Los turistas con la catedral de SP
Antes de ir a comer también pudimos ver edificios enormes que estaban abandonados y la verdad, me parecía muy extraño, porque nunca había visto unos edificios tan altos y con aspecto de haber sido edificios de oficinas, así de abandonados (como el que se ve en la foto), además también se pueden ver por la ciudad edificios igualmente grandes con la sensación (y casi la certeza) de que nunca nadie a vivido allí y la obra se ha parado y así se han dejado. También fuimos por el mercado de la ciudad y allí me pille unos altramuces (chochos para los jarandillanos), el mercado muy chulo y con mogollón de bacalao y algún que otro producto español.
Después empezamos a sentir los efectos del famoso yet lag por lo que nos volvimos a casa y dormimos un poquín.
Después empezamos a sentir los efectos del famoso yet lag por lo que nos volvimos a casa y dormimos un poquín.
Por la noche fuimos a un garito guapísimo (cutre por fuera y por dentro pero espectacular el ambiente), dónde nos tomamos nuestras primeras caipirinhas y nos empezamos a sumergir en la cultura brasileña con un grupo que tocaba en directo samba, bossa nova,… además ahí nos dimos cuenta del modo de relacionarse de los brasileños, bailando de puta madre y lanzándose enseguida a las pibas, las que no rechazaban el roce ni los ósculos. Para volver a casa, al igual que para ir al garito fuimos en taxi, ya que no es nada recomendable moverse a pie por la ciudad, debido a la inseguridad que existe, ya que el uso de pistolas está a la orden del día, algún becario me contó que ya había visto alguna sin ninguna consecuencia que lamentar.
Foto con los artistas y becarias de SP
Bueno, la verdad es que Sao Paulo, sin ser una ciudad excesivamente bonita, es fascinante y para comprobar la cantidad de curiosidades que alberga esta metrópoli, podéis ir al siguiente link:
1 comentario:
ostras! no habrás encontrado la sede de una super compañía llamada Global Estudios?? heheheh
vaya q cabrón, por Brasil.... envidia q das!!
Un abrazo!!
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